jueves, 28 de junio de 2012

HSG: Línea de Tiempo para las 6 unidades

Historia Social General

Linea de tiempo para las 6 unidades de la cátedra





lunes, 11 de junio de 2012

FFyE: Apuntes para el 2do. parcial de Epistemología

Apuntes

Acá comparto mis apuntes de la cátedra de Fundamentos de Filosofía y Epistemología tomados para el segundo parcial. Se pueden encontrar las actualizaciones en la sección Apuntes.

FFyE - Fundamentos de Filosofía y Epistemología

Teórico del 2 de Mayo - Introducción a la segunda mitad del cuatrimestre 
Teórico del 9 de Mayo-Sharrock - Práctico del 9 de Mayo-Sharrock  - Resumen grupal online Resumen Hughes y Sharrock (Lorena)  Nuevo!
Teórico del 16 de Mayo-Bernstein - Práctico del 16 de Mayo-Bernstein
Teórico del 23 de Mayo-Schuster - Práctico del 23 de Mayo-Schuster 
Teórico del 6 de Junio-Giddens - Práctico del 6 de Junio-Lulo    Nuevo!
Autoevaluación Segundo Parcial - Repaso 2do. Parcial del 9 de Junio - Naturalismo y Funcionalismo 2011    Nuevo!


Acá comparto los apuntes de Silvina, de la comisión de la noche, de la cátedra de Fundamentos de Filosofía y Epistemología, tomados para el segundo parcial. Se pueden encontrar las actualizaciones en la sección Apuntes, de Silvina.

Teórico y Práctico del 25 de Abril (Kuhn)  
Teórico y Práctico del 9 de Mayo (Hughes y Sharrock) - Guía de Hughes y Sharrock
Teórico y Práctico del 16 de Mayo (Bernstein) - Guia de Durkheim - Guía de Bernstein  Nuevo!
Teórico del 23 de Mayo - Práctico del 23 de Mayo (Schuster) - Guía de Schuster    Nuevo!
Teórico del 6 de Junio - Práctico del 6 de Junio (Lulo)    Nuevo!
Comparación naturalismo-interpretacionismo (Segundo Parcial)    Nuevo!


miércoles, 6 de junio de 2012

Resumen: Guber 2004


Resumen Guber 2004

GUBER, Rosana. 2004. "Cap.4 El trabajo de campo como instancia reflexiva del conocimiento". En El Salvaje Metropolitano. Paidos, Buenos Aires. pp.83-97

El trabajo de campo como instancia reflexiva del conocimiento

El trabajo de campo antropológico se fue definiendo como la presencia directa, generalmente individual y prolongada, del investigador en el lugar donde se encuentran los actores/miembros de la unidad sociocultural que desea estudiar.

1. ¿Qué es el "campo"?

El campo de una investigación es su referente empírico, la porción de lo real que se desea conocer, el mundo natural y social en el cual se desenvuelven los grupos humanos que lo construyen.
El campo no es un espacio geográfico, un recinto que se autodefine desde sus límites naturales (mar, selva, calles, muros), sino una decisión del investigador que abarca ámbitos y actores; es continente de la materia prima, la información que el investigador transforma en material utilizable para la investigación.
Utilizaremos "campo" y "referente empírico" indistintamente.

El investigador accede, pues, a dos dominios diferenciales, aunque indisolublemente unidos: uno es el de las acciones y las prácticas; otro, el de las nociones y representaciones.

Lo real comprende hechos pasados y presentes, a los que pueden referirse representaciones y nociones. Por ejemplo, no sólo comprende la facticidad del movimiento hippie, sino también las ideas que se expresan al comparar a los jóvenes de antes con los de ahora.
Lo real abarca asimismo -aun cuando entren en contradicción prácticas, valores y normas formales- lo que la gente hace, lo que dice que hace y lo que se supone que debe hacer.
Contradicciones que el antropólogo no desecha sino que estudia: es bien sabido que el curanderismo está penado por ley como ejercicio ilegal de la medicina, aun cuando son pocos los que jamás han recurrido a este sistema médico.

Al considerar que el mundo social es un mundo preinterpretado por los actores, el investigador necesita desentrañar los sentidos y relaciones que construyen la objetividad social.
Cuando se dice que se "recolectan datos", se está diciendo que se releva información sobre hechos que recién en el proceso de recolección se transforman en datos.

2. Trabajo de campo y reflexividad

El antropólogo pone especial cuidado en que sus intereses y sus objetivos no diluyan incontroladamente la realidad social que quiere conocer, ya que pretende que ese conocimiento no sea ni etno ni sociocéntrico.
El propósito de una investigación antropológica es doble: por un lado, ampliar y profundizar el conocimiento teórico, extendiendo su campo explicativo; y por el otro, comprender la lógica que estructura la vida social y que será la base para dar nuevo sentido a los conceptos teóricos.
El investigador interpreta el referente empírico a partir de prácticas o actividades concretas y de categorías que algunos han definido como "folk" (Ogbu, 1985: 41; Spradley, 1979). o como "emi" (Pike, 1967) y otros simplemente han llamado "sociales" (Rockwell, 1986).
No pierde de vista los conceptos teóricos (parentesco, plusvalía, lucha de clases, marginalidad, solidaridad social, función, etc.) en su etapa de campo, sino que aspira a reconocer de qué modo se especifican y resignifican en lo real concreto.
El objetivo del trabajo de campo consiste en recabar información y material empírico que permita especificar problemáticas teóricas, reconstruir la organización y la lógica propias de los grupos sociales y reformular el propio modelo teórico, a partir de la lógica reconstruida de lo social.
Estos objetivos no se concretan en etapas sucesivas sino a lo largo de un solo y mismo proceso. Prácticas teóricas, de campo y del sentido común se reúnen en un término que define al trabajo de campo: la reflexividad.
En su cotidianidad, la reflexividad indica que los individuos son los sujetos de una cultura y un sistema social: respetan determinadas normas y transgreden otras; se desempeñan en ciertas áreas de actividad, y estas acciones, aunque socialmente determinadas, las desarrollan conforme a su decisión y no por una imposición meramente externa. A partir de la iniciación de la relación de campo, la reflexividad de cada una de las partes deja de operar independientemente, y esto ocurre por más que cada uno lleve consigo su propio mundo social y su condicionamiento histórico.
En un segundo sentido, más específico, aludimos a la reflexividad desde un enfoque relacional, no ya como lo que el investigador y el informante realizan en sus respectivos mundos sociales, sino como las decisiones que toman en el encuentro, en la situación del trabajo de campo. De modo que, en la situación de campo, el investigador no es el único estratega, y las técnicas de obtención de información tienen como eje esta premisa.
La reflexividad en el trabajo de campo es el proceso de interacción, diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente -sentido común, teoría, modelo explicativo de conexiones tendenciales— y la de los actores o sujetos/objetos de investigación.

En los hechos, la reflexividad ha quedado limitada a la de los informantes. La reflexividad del investigador no se ha tomado en cuenta, poniendo de manifiesto una concepción en la cual ella no desempeñaría ningún papel relevante para el conocimiento.
El trabajo de campo implica un pasaje de la reflexividad general, válida para todos los individuos en tanto seres sociales, hacia la reflexividad de aquellos que toman parte en la situación de trabajo de campo, desde sus roles de investigador o informantes. Este proceso está íntimamente ligado con el aprendizaje de perspectivas no sociocéntricas.

El antropólogo y la población provienen de dos universos de significación, de dos mundos sociales diferentes.
El investigador se encuentra con comportamientos y aseveraciones inexplicables que, a los fines de la exposición, distinguimos en dos órdenes: por una parte, el mundo social y cultural propio de los sujetos cuya lógica el investigador intenta dilucidar; por la otra, las reacciones y conductas de la situación de campo propiamente dicha.

La reflexividad adopta, sobre todo en esta primera etapa, la forma de la perplejidad. El investigador no alcanza a dilucidar el sentido de las respuestas que recibe, ni las reacciones que despierta su presencia; puede sentirse incomprendido en sus propósitos, o que molesta y frecuentemente no sabe qué decir ni preguntar. Los informantes, por su parte, desconocen qué desea el investigador al instalarse en su vecindario, o cuando conversa con su gente, al tiempo que no pueden remitir a un común universo significativo las preguntas que aquél les formula.
Ante estas perplejidades o, como las llama Willis (1984), "crisis de comunicación", el investigador ha hecho varias conjeturas: la más frecuente es creer que lo que ve es la inmediata respuesta a sus incógnitas, garantizada por la presencia directa en campo. El subproducto de esta creencia es forzar los datos hacia modelos clasificatorios y explicativos, realizando traducciones aventuradas: Se fuerzan los datos, desconociendo los sentidos propios de ese mundo social. Otra forma de encarar un trabajo de campo unilateral es proyectar las pautas de sentido común -con cierto trasfondo teórico- del mundo social del investigador, haciéndolas aparecer bajo el disfraz de teorías consolidadas.

La dificultad de hacer frente al proceso de conocimiento de una manera no egocentrada reside en que la diversidad está desafiando el propio sistema de clasificación, significación y comprensión (y en buena parte el modo de vida) que sustenta el investigador.
En el campo, estos modelos, que no son sólo teóricos sino también políticos, culturales y sociales, se confrontan inmediatamente —se advierta o no— con los de los actores.
La forma no sociocéntrica en que el modelo teórico se hace cargo de los modelos folk consiste en que éstos no se diluyan ni se vean forzados por aquél. En la instancia del trabajo de campo, el investigador pone a prueba no sólo sus conceptos teóricos, sino fundamentalmente sus patrones de pensamiento y de acción más íntimos.
Robert Cresswell diría que "hay que saber qué se busca, pero hay que buscar más de lo que se encuentra".
Es necesario encarar, un control permanente por el cual el investigador reconozca y explicite el origen de los supuestos, de las inferencias y de los datos.
El investigador está en constante relación con los sujetos que estudia y, por lo tanto, en permanente diálogo con ellos. Este diálogo entraña un complejo circuito donde son más frecuentes las contradicciones, los malentendidos y los contrastes, que los acuerdos y las revelaciones inmediatas.
Debe quedar claro que es con esto con lo que se encuentra el investigador que sale al terreno y es a partir de esto que construye sus descripciones y explicaciones. De ahí que, desde esta perspectiva, el trabajo de campo aparezca como la instancia mediadora imprescindible del conocimiento social entre investigador e informantes.

A diferencia de la tesis empirista, postulamos que el conocimiento de lo real está mediatizado por la reflexividad del sujeto cognoscente y de los sujetos a conocer en la situación de encuentro en campo.

Si bien el trabajo de campo tiene sus códigos y sus principios, su realización no es del todo autónoma: implica la singularización de relaciones sociales propias del contexto estudiado, relaciones que encuadran y afectan decisivamente el tono y los contenidos del vínculo entre investigador e informantes.

El trabajo de campo no es sólo un medio de obtención de información, sino el momento mismo de producción de datos y elaboración de conocimientos. Esta premisa que impregna cada técnica e instancia de la investigación empírica permite asignar al trabajo de campo y sus vicisitudes un nuevo lugar en el conocimiento: de eventualidades y anecdotarios pueden rescatarse las huellas del proceso cognitivo y las vías para su construcción.

3. Estilos de trabajo de campo

La opción por un estilo determinado resulta de un conjunto de factores, entre ellos: los presupuestos ideológicos y filosóficos, la concepción metodológica, la naturaleza del problema a investigar y las características individuales del investigador.

4. Técnicas de campo para un conocimiento no etnocéntrico

Parte de la mitología que rodea el trabajo de campo de los antropólogos proviene, sin duda, del hecho de que nadie sabe a ciencia cierta qué hacen realmente.
Aunque muchos antropólogos, desde importantes corrientes, han sostenido que sólo miraban, escuchaban y registraban, en realidad lo han hecho desde una activa elaboración no explícita, teórica y perceptiva.
El empirismo deposita en el recurso técnico la plena confiabilidad de la información obtenida y, en ella, la validez de sus conclusiones. Los datos que no encajan, las diferencias entre lo que la gente dice que hace y lo que hace realmente, entre las pautas formales y las informales, suelen atribuirse a errores y al subjetivismo. La consecuencia de esta formulación es que las técnicas se cristalizan en series de recetas cuyo cumplimiento garantiza una buena réplica de lo real, es decir, una buena recolección de datos. Pero ¿qué significa "correctamente" cuando también quedan implicadas características personales en una interacción?

Nuestro abordaje de las técnicas de campo en antropología pretende incorporarlas a la problemática más general de esta disciplina: la  explicación de la diversidad social, a través del reconocimiento de la perspectiva del actor.
La técnica no es una receta o instrumento neutro o intercambiable, sino que "debe utilizarse como dispositivo de obtención de información, cuyas cualidades, limitaciones y distorsiones deben ser controladas metodológica y teóricamente".
Encuadradas en el trabajo de campo, las técnicas son las herramientas del investigador para acceder a los sujetos de estudio y su mundo social; dentro de una reflexividad en sentido específico, las técnicas son una serie de procedimientos, con grado variable de formalización -y ritualización-, que permiten obtener información en una situación de encuentro, en el marco de una relación social.
En el trabajo de campo antropológico las técnicas ayudan a obtener información y, sobre todo, a que esta información no sea etnocéntrica, a través de un proceso de elaboración teórica personal, que encuentra en la reflexividad su mejor expresión. El empleo reflexivo de técnicas antropológicas puede dar lugar al reconocimiento del mundo del investigador y de los informantes, a la elucidación de los contenidos de esta relación, al reconocimiento de los supuestos teóricos y de sentido común que operan en el investigador.

Las técnicas antropológicas de campo no son recetas, aunque puedan ser formalizadas. Las técnicas antropológicas de campo no son la aplicación mecánica de un corpus teórico. Es así como la flexibilidad ha sido una de las características más desconcertantes y enriquecedoras del trabajo de campo antropológico.
Esto es, se subordinan a la reflexividad de la relación entre los miembros de la situación de campo. Presentamos las técnicas no en forma de un manual de lo que hay y no hay que hacer, decir y preguntar, sino como una serie de criterios para establecer, en cada investigación y en cada situación, qué hacer, decir y preguntar.
Por su parte, la no directividad incide en la posibilidad de registrar distintos aspectos de la vida social (holismo). Para ampliar la mirada es necesario utilizar rigurosamente técnicas de obtención de información, pero con el margen suficiente para que el investigador pueda reparar en lo no previsto y, en general, en la perspectiva del actor.
Entonces, la utilización de técnicas y el aprovechamiento reflexivo de su flexibilidad son, en sí mismos, el proceso por el cual el investigador aprende a ampliar la mirada y los sentidos y a distinguir y categorizar de un modo no etnocéntrico. Por eso las técnicas antropológicas de campo no se aplican ni de manera homogénea ni más o menos correctamente. El investigador aprende, entonces, a distinguir su reflexividad de la de sus informantes, y la reflexividad creada en el seno de la relación. Ésta es la mediación que le permitirá acceder más profundamente al mundo social de los actores.

Las técnicas antropológicas de campo son, entonces, algo más que una serie de actividades; son una determinada operatoria entre los miembros de la relación de investigación de campo, que se produce en un ámbito y en un lapso temporal determinado.



Respuestas con Malinowski en Los Argonautas...


Respondiendo la Guía de lectura de:

MALINOWSKI, Bronislaw. 1973. “Introducción, objeto, método y finalidad de esta investigación”. En Los argonautas del Pacífico occidental. Ediciones Península, Barcelona. Pp.: 19-42.

  1. Según el autor ¿Qué exigencia debe satisfacer una etnografía para poseer valor científico? ¿Cuáles son, en contraposición, los errores que el autor reconoce en los etnógrafos hasta ese momento?
Para el autor, una fuente etnográfica tiene valor científico incuestionable, siempre que se pueda hacer una clara distinción entre, por una parte, lo que son los resultados de la observación directa y las exposiciones e interpretaciones del indígena, y por otra parte, las deducciones del autor, basadas en su sentido común y capacidad de penetración psicológica.
Dice que muchos autores no se ocupan de esclarecer sus métodos, sino que discurren sobre datos y conclusiones que van surgiendo, sin la menor explicación.

  1. Mencione los principios metodológicos del trabajo del campo establecidos por Malinowski
Los principios metodológicos para Malinowski pueden agruparse bajo tres epígrafes principales:
a)      Primero: Teoría
Ante todo, el estudioso debe albergar propósitos estrictamente científicos y conocer las normas y los criterios de la etnografía moderna. Tener una buena preparación teórica, que no es lo mismo que tener ideas preconcebidas, ya que debe amoldar las teorías a los hechos.  Los estudios teóricos son la base para hacer conjeturas.
b)      Luego: Trabajo de campoNo vivir con los otros blancos, sino entre los indígenas (lo más importante), si bien no en forma demasiado estrecha. Debe colocarse en buenas condiciones para realizar su trabajo.
c)      Métodos: Utilizar cierto número de métodos precisos, en orden a recoger y manejar documentación etnográfica,  y establecer sus pruebas.

  1. ¿Cuál es la meta del trabajo etnográfico y cuáles son las vías para alcanzarlo?
El ideal primordial y básico del trabajo etnográfico es dar un esquema claro y coherente de la estructura social y destacar las leyes y normas que todo fenómeno cultural conlleva.
La meta es  llegar a captar el punto de vista del indígena, su posición ante la vida, comprender su visión de su mundo.
Las vías para alcanzarlo son:
a)      La organización de la tribu y la anatomía de su cultura deben recogerse en un esquema preciso y claro. Esto exige hacer un estudio completo de los fenómenos.
b)      Dentro de este entramado hay que insertar los imponderables de la vida real y el tipo de comportamiento.
El etnógrafo debe dominar con seriedad y rigor el conjunto completo de los fenómenos en cada uno de los aspectos de la cultura tribal estudiada, sin hacer ninguna diferencia entre lo que es un lugar común carente de atractivo o normal, y lo que llama la atención por ser sorprendente y fuera de lo acostumbrado.
c)      La cultura tribal debe ser el foco de interés de la investigación.

  1. ¿Qué tipo de datos requiere cada una de estas vías? ¿Cuál es el método y registro adecuado para cada una de ellas?
     
Para realizar un estudio completo de los fenómenos, el etnógrafo debe recoger datos y forjar deducciones.  A partir de de la inferencia de la mayor cantidad posible de datos concretos, de material empírico, las conclusiones resultan de un simple proceso de inducción.
Con la investigación científica se debe ir más allá del sentido común.
Con la comparación de datos y su coordinación, pueden surgir grietas que den pie a posteriores investigaciones.
El método de documentación concreta, estadística, es el medio que permite construir el esquema organizacional y la anatomía de la tribu.
Debe haber primero una construcción teórica y luego viene la observación empírica.  El método empírico exige una recolección de datos exhaustiva, como: cuadros genealógicos de parentesco / gráficos / cuadros sinópticos en economía, ofrendas, ceremonias, magia, temas legales, etc.  También censos, mapas, planos, diagramas sobre tierras, caza, pesca, etc.  Toda esta recolección sirve como instrumento de estudio y como documento etnológico.

a)      No hacer diferencias entre lo normal y lo sorprendente: se deben describir también rasgos íntimos de la vida indígena.  Ver la vida real, pero con una perspectiva científica (si bien a veces el etnógrafo se puede despojar de esto). Observar el trabajo diario, las comidas, cuidado personal, conversaciones, amistades.  También los ritos, deberes económicos y legales, regalos ceremoniales, muestras de respecto, la vida en familia. También ver el trato y  el comportamiento, tanto en la vida cotidiana como en los rituales.

b)      Cultura tribal: foco de interés. Una colección de informes, narraciones, características, expresiones típicas, datos del folklore y fórmulas mágicas que se agrupan en el exponente de la mentalidad indígena. Estudiar sus concepciones, sus opiniones y sus formas de expresarse.
Es importante descubrir las formas típicas de pensar y sentir que corresponden a las instituciones y a la cultura de una comunidad determinadas, y formular los resultados de la forma más conveniente.
Como instrumento de investigación de la cultura indígena, es importante aprender su lengua, para adquirir material lingüístico y documentos etnográficos.

  1. ¿Qué es la etnografía para Malinowski?
Es el método de investigación que se propone estudiar al hombre en lo que más íntimamente le concierne: en aquello que lo une a la vida.  Esto a través de las diferentes culturas.  En cada cultura se encuentran distintas instituciones que le sirven al hombre para conseguir sus intereses vitales.  Hay diferentes costumbres gracias a las cuales satisface sus aspiraciones,  y en las que existen distintos códigos morales y legales.
El etnógrafo debe estudiar estas instituciones, costumbres o códigos, o estudiar el comportamiento y la mentalidad del hombre, tomando conciencia del por qué el hombre vive y en qué reside su felicidad.

martes, 5 de junio de 2012

Resumen: Boivin-Rosato-Arrivas


Resumen: Boivin – Rosato -Arrivas

 BOIVIN, M.; ROSATO, A.; y ARRIBAS, V. 1999. "Introducción" y "Capítulo 2". En Constructores de Otredad. Antropofagia, Buenos Aires. Fragmentos, pp.7-9 y 61-71

  1. La Antropología es definida como el estudio de la otredad cultural, de la alteridad cultural o de la diversidad cultural”
  2. “La particularidad de la Antropología residiría en su forma de trabajar, en el modo en que se recolectan, analizan y exhiben sus datos: la observación participante” 

Etapas de la Antropología

No obstante, pueden distinguirse tres momentos constitutivos de la Antropología en Europa y Estados Unidos.
  1. El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1) en donde la Antropología se constituyó como ciencia y la teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el evolucionismo.
  2. El segundo momento fue el que se desarrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó por la aparición de una “diversidad” de teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad cultural.
  3. Y el tercer momento, que comienza luego de la Segunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores todavía siguen siendo dominantes pero aparecen las “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean teorías alternativas sobre la otredad cultural.

Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología es una “construcción”. No sólo construyó sus explicaciones sino que fundamentalmente construyó una imagen, un modelo de la otredad (del otro cultural), que se constituyó como objeto de estudio antropológico, que no respondió a un “hecho empírico” real.
Así, la teoría evolucionista – considerada como la primera teoría científica – no se limitó a explicar la otredad cultural sino que “construyó” su objeto (aquel que explicó) a partir de la “diferencia cultural”, el “otro” como diferente al “nosotros”.
Las teorías posteriores, en cambio, construyeron un objeto caracterizado por la particularidad y hablaron de “diversidad cultural”. El “otro cultural” fue pensado como diverso, como distinto.
Por último, cuando la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso en evidencia, el objeto antropológico se construyó en torno a la noción de desigualdad: el otro cultural era producto de esa desigualdad.

Cuadro I

Contexto
fin del XIX (1)
entre guerras (2)
después de la 2da. Guerra. (3)
Objeto
diferencia cultural
diversidad cultural
desigualdad cultural
Explicación (teorías)
evolucionismo
funcionalismo
estructuralismo
neomarxismo

Método
comparativo
relativismo (inductivo)
comparativismo/relativismo
(formalización/deducción)
Técnicas
inventarios/
encuestas
observación
participante
extrañamiento
interpretación


A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó como ciencia: la diferencia se constituyó en objeto de explicación científica. El nuevo encuentro de los europeos con otras culturas distintas dio origen a lo que sería la pregunta fundante de la Antropología: ¿porqué estos hombres son distintos?
La primera teoría científica sobre la diferencia fue el evolucionismo que contestó esta pregunta a través del concepto de evolución.
La teoría de la evolución se constituyó como tal en función de la aplicación del método comparativo y sobre la base de una concepción precisa de su objeto: el hombre, que como cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto que como “espíritu” pertenecía a otro mundo, al de la cultura.
Así, la Antropología se constituyó en dos ramas: la Antropología física y la antropología cultural. Pero las diferencias entre los hombres fueron pensadas como “diferencias” culturales.
Por un lado, la historia y la sociología tomaron como objeto (objetivo) de estudio las sociedades complejas, civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de la Antropología, teniendo como parámetro la ubicación de Occidente (ver cuadro II).

Cuadro II


Tiempo

Cercano
Lejano
Espacio
Cercano
Sociología

Historia/arqueología

Lejano
Etnología
Arqueología



La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué llegamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el origen de estas diferencias culturales? Se elaboró una historia natural de la humanidad.

Entre las dos guerras mundiales, se caracterizó por “un cierre de las fronteras nacionales” y por la consolidación de la presencia europea en sus colonias.
Se produce la crisis del evolucionismo como paradigma único y la separación de la ciencia en escuelas nacionales.
Aparecen así el estructuralismo y funcionalismo inglés, el particularismo histórico en Estados Unidos, la escuela histórico-cultural en Alemania y la escuela sociológica francesa.

Todas tuvieron en común la crítica al evolucionismo:
Criticaron las técnicas que utilizaron los evolucionistas, postulando que lo datos con que la Antropología se debía manejar debían ser obtenidos de primera mano, de este modo, se introduce, se inventa, la observación participante como técnica privilegiada de la Antropología.
Criticaron al método comparativo principalmente porque fue aplicado teniendo como referente de la comparación los valores de la sociedad occidental, “etnocentrismo”.
El método comparativo fue puesto entre paréntesis y se lo sustituyó por el relativismo cuyo postulado extremo implicaba la imposibilidad de comparar, ya que cada cultura es una configuración distinta y entendible sólo en sus propios términos. Es decir que estas escuelas nacionales tuvieron en común el haber elaborado teorías “relativistas”. Las teorías relativistas intentan mostrar que todas las culturas son diferentes entre sí pero equivalentes, por lo tanto, son diversas. Así se dio cuenta de la diversidad cultural.
El estructural-funcionalismo británico plantea conocer una cultura a partir de su presente (sincronía), el particularismo histórico norteamericano recurrió al pasado para conocer una cultura.
Los antropólogos ingleses trabajaron en sus colonias de África y Oceanía, los antropólogos norteamericanos trabajaron sobre “sus indígenas”. Ambos tienen la tendencia a especializarse en “pueblos primitivos”.
La Antropología Social se interesará por la forma en que se organizan los hombres, mientras que la Antropología Cultural lo hará en la manera en cómo viven y piensan sus vidas y el mundo (ver cuadro III).
La Antropología Cultural norteamericana va a tener relaciones estrechas con la Psicología y con la Historia, mientras que la Antropología Social británica va a estar inmediatamente relacionada con la Sociología.

La versión estructuralista

A diferencia de Malinowski, Lévi-Strauss se mostró más interesado en trabajar sobre los elementos comunes que en realizar una descripción detallada de una cultura en particular.
De las tres preguntas originarias del evolucionismo, Lévi-Strauss acepta la primera y la segunda (¿qué es el hombre?, ¿por qué las culturas difieren entre sí?) pero modifica la tercera (¿cuál fue su origen?) porque para él la pregunta por el origen no tiene una base científica sino ideológica. La sustituye entonces por una más amplia: ¿cómo el hombre llegó a ser hombre? Pero aunque dos de las preguntas sean las mismas las respuestas son diametral-mente opuestas.
Para responder qué es el hombre y cómo llegó a ser tal, Lévi-Strauss recurre a la distinción entre naturaleza y cultura.
Para contestar por qué las culturas difieren entre sí, recurre a la noción de diversidad cultural.

La distinción naturaleza-cultura

Lévi-Strauss, responde a ¿qué es el hombre? reconociendo que éste es un ser biológico y un ser social-cultural, es decir, retoma la dualidad planteada por los evolucionistas.
A un nivel individual, la pregunta es ¿cómo reconocemos que la respuesta del hombre-individuo frente a una situación es cultural o es natural? ¿Cuándo responde con su naturaleza y cuándo con su cultura? Lévi-Strauss dirá que “en la mayoría de los casos ni siquiera se distinguen bien las causas, y la respuesta del sujeto constituye una verdadera integración de las fuentes biológicas y sociales (culturales) de su comportamiento”.
Su conclusión es que la constancia y la regularidad existen tanto en la naturaleza como en la cultura, pero mientras que en la naturaleza la constancia es dominio de la herencia biológica, en la cultura la constancia es el dominio de la tradición.
Así, todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a reglas pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular.


Cuadro I
Naturaleza
Cultura
universal
particular
espontaneidad
reglas
constante
relativo
herencia
tradición

La segunda pregunta es: ¿cómo el hombre llegó a ser hombre? ¿Cómo se dio el pasaje entre un estado y otro?
Lévi-Strauss plantea que entre un estado y otro no hay continuidad sino una relación de oposición. Pero también considera que la “cultura no está yuxtapuesta o superpuesta a la vida biológica”.
Su hipótesis es que “la cultura sustituye, utiliza y transforma a la naturaleza, para realizar una síntesis de un nuevo orden”.
Pero ¿cómo prueba esta hipótesis? Lévi-Strauss busca un elemento que reúna las dos características principales de cada estado: la universalidad de la naturaleza y la regla en la cultura. Encuentra que “la prohibición del incesto”, cumple con la condición porque es la única regla con carácter universal.
La prohibición del incesto posee la universalidad de los instintos y el carácter coercitivo de las leyes y de las instituciones.
De esta forma, Lévi-Strauss considera que en la prohibición puede encontrar el modo en que se cumple el paso de la naturaleza a la cultura.
Lévi-Strauss sostiene que la prohibición del incesto es una regla que puede ser definida como “un complejo de creencias, costumbres, estipulaciones e instituciones que prohíben el matrimonio entre parientes cercanos”.
Para Lévi-Strauss la prohibición del incesto es universal porque no hay grupos humanos conocidos que no prohíban el incesto, más concretamente no hay ninguna cultura, sociedad o grupo humano que autorice el matrimonio entre todos los parientes: sólo lo permiten con algunos. En las sociedades que autorizan las uniones entre parientes cercanos, éstas sólo tienen, en general, un carácter ritual (como entre los Incas) o son un privilegio de una categoría social (como en el antiguo Egipto)

La relación entre la existencia biológica y la existencia social del hombre nos llevaron a plantear el problema del incesto y comprobamos enseguida que la prohibición no corresponde con exactitud ni a uno ni a otra. En este trabajo nos proponemos proporcionar la solución de esta anomalía al mostrar que la prohibición del incesto constituye precisamente el vínculo de unión entre una y otra. (...)
Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual, se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura (1969:59).

Recurre a la constatación que le permitió definir la cultura: la ausencia de reglas en el ámbito de la naturaleza y deduce que la cultura aprovecha esa ausencia en la naturaleza para introducirse. Para mostrar cómo la cultura se introduce en los ámbitos en los cuales la naturaleza no regula, no determina, recurre a la combinación de dos pares de oposiciones: naturaleza/cultura y filiación/alianza.

La relación naturaleza-filiación – la relación entre padres e hijos – implica que los genes de los padres marcan los de los hijos (como sean los padres, serán los hijos). En este nivel la cultura no puede hacer nada porque, de alguna manera, la naturaleza determina fuertemente la filiación. En la filiación la naturaleza aparece determinando la relación.
En la relación naturaleza-alianza no ocurre lo mismo. En la naturaleza la relación entre hombre y mujer no está individualmente determinada, sólo requiere un macho y una hembra de la misma especie. Es decir que la naturaleza a nivel de la alianza no dice nada, no determina, dejando un espacio vacío. Este “espacio vacío”, esta ausencia, da pie para que la cultura actúe sobre él.
En la relación cultura-alianza, la cultura, aprovechando la indeterminación de la naturaleza respecto a la alianza, introduce una determinación, una distinción que no estaba en la naturaleza. Impone un “no” que indica “esto no es una hembra” y transforma esa hembra en una relación “desconocida” en la naturaleza: la hermana. Al introducir una relación, la de consanguinidad, que no está en la naturaleza, la cultura conforma un nuevo orden, un nuevo nivel de organización.
En la relación cultura-filiación: al introducir ese “no” a nivel de la alianza, la cultura incide sobre la filiación ya que, socialmente, ahora puede indicar quién puede ser un padre o una madre y quién no. Al introducir una nueva relación, la cultura actúa/transforma los ámbitos que estaban determinados por la naturaleza. Así, la prohibición de casarse dentro de su grupo obliga a los hombres a buscar mujeres fuera de él, de tal forma que las “familias” pueden casarse entre sí pero no dentro de sí:
“Lo cierto es que nunca se insistirá lo suficiente en el hecho de que si la organización social tuvo un principio, éste sólo pudo haber consistido en la prohibición del incesto; esto se explica por el hecho de que, como hemos mostrado, la prohibición del incesto no es más que una suerte de remodelamiento de las condiciones biológicas del apareamiento y de la procreación (que no conocen reglas, como puede verse observando la vida animal) que las compele a perpetuarse únicamente en un marco artificial de tabúes y obligaciones. Es allí, y sólo allí, que hallamos un pasaje de la naturaleza a la cultura, de la vida animal a la vida humana, y que podemos comprender la verdadera esencia de su articulación” (1976:36-37).
De tal forma que con este razonamiento Lévi-Strauss vuelve a la idea de cultura con mayúsculas, es decir, la Cultura como distintiva de la condición humana.
Al introducir la prohibición con características de ambas, y afirmar que esta prohibición es “la Cultura”, transforma a ésta en una mediación, en un elemento mediador, aunque transformador, entre la naturaleza y algo más. Ese algo más, la sociedad, la historia, es el que va a dar sentido a ese “no”.
La introducción del “no” (“esta no es una hembra”) implica simplemente que se está marcando una distinción pero no indica la forma que va a adquirir esa distinción.
Ese “no” se va a definir o aplicar de modo distinto en las distintas sociedades. Esa ya es una determinación que, en términos de Lévi-Strauss, no compete a la Cultura sino a la sociedad, a las culturas.

La diversidad

La noción de diversidad aparece en la obra de Lévi-Strauss relacionada con la unidad.

Su punto de partida es aceptar, al igual que el funcionalismo y el evolucionismo, la Unidad Psicobiológica del Hombre (UPB), es decir, que todas las culturas tienen todo lo necesario para funcionar y que son equivalentes entre sí. La especie humana no sólo tiene semejanzas atribuibles a la unidad física, a las necesidades comunes o a un origen común. Las semejanzas pueden explicarse también por el contacto entre culturas aunque podamos encontrar culturas “cercanas” entre sí que diferencien de manera extrema.
Es decir que para Lévi-Strauss, las semejanzas pueden tener cualquiera de esas causas pero esas mismas causas pueden ser también causas de las diferencias.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de diversidad cultural?
Para Lévi-Strauss es un “hecho”, un fenómeno, algo que no ofrece dudas y que conforma la vida de la humanidad. Si hay algo cierto es que la humanidad se desenvuelve a través de “modos extraordinariamente diversificados de sociedades y civilizaciones” y que esa diversidad “atañe a circunstancias geográficas, históricas y sociológicas”.
Los modos en que las culturas y las sociedades difieren entre sí varían de acuerdo al tiempo y el espacio. Encontramos culturas diferentes en distintos espacios en un mismo tiempo (contemporáneas) como también encontramos indicios de culturas distintas
que han existido en otro tiempo y ahora están desaparecidas (históricas).

Y por último, encontramos diversidad en el seno de cada sociedad.
Y Lévi-Strauss se pregunta si no será que esta diversificación es mayor en la medida en que la sociedad se torna más voluminosa y más homogénea.

La diversidad es menos función del aislamiento de los grupos que de las relaciones que los unen.

Las actitudes de los hombres frente a la diversidad

Analiza tres tipos de actitudes que los hombres han tenido históricamente frente ella.
La actitud más generalizada, que se da a nivel del sentido común y sea quizás la más antigua, es la etnocéntrica, la cual “consiste en repudiar pura y simplemente las formas culturales – morales, religiosas, sociales estéticas – que están más alejadas de aquellas con las que nos identificamos”.
Otra actitud, es la que se ha proclamado en los grandes sistemas religiosos (cristianismo, budismo, islamismo), filosóficos (liberalismo, marxismo) y en las grandes declaraciones de los Derechos del Hombre. En todos estos sistemas se proclama la igualdad natural entre todos los hombres, la fraternidad y el respeto mutuo en el cual deben convivir. Es la actitud típica del relativismo cultural. Pero esa proclamación de igualdad puede resultar abstracta en los hechos ya que puede descuidar o negar la diversidad (¿igualdad respecto a qué?), al olvidar que el hombre “no realiza su naturaleza en una humanidad abstracta, sino en culturas tradicionales”. La igualdad es relativa.
Y la última actitud que analiza es la de la ciencia que se desprende de la teoría evolucionista y a la que Lévi-Strauss llama “falso evolucionismo”. La actitud evolucionista-cultural ha sido la de proclamar la diversidad pero en los hechos, en su teoría, la suprime y la torna aparente ya que trata las diferentes culturas como etapas de un desenvolvimiento único que partiendo del mismo punto debe converger en el mismo fin.
Del análisis de las tres actitudes, Lévi-Strauss saca otra conclusión: la diversidad cultural no sólo es variada porque se presenta de diferentes formas, sino que también es variada en función de las distintas actitudes, de las distintas miradas, que han tenido frente a ella los hombres.
La diversidad no es tanto producto de aquello que es diverso (de una cultura, una sociedad, una persona) sino de la ubicación que adopte el que “mira” esa diversidad.
Toda sociedad puede, “desde su propio punto de vista”, distribuir las culturas en – por lo menos – tres categorías:
  1. Las que son sus contemporáneas pero residen en otro lugar del globo;
  2. Las que se han manifestado aproximadamente en el mismo espacio, pero la han precedido en el tiempo;
  3. Aquellas que han existido a la vez en un tiempo anterior al suyo y en un espacio diferente de aquel donde ella reside.

La noción de progreso

Para Lévi-Strauss la teoría evolucionista “cultural” (falso evolucionismo) fue la que intentó dar cuenta de las tres categorías antes mencionadas en un sólo modelo explicativo.
La noción que usaron para explicar la diversidad cultural fue la de progreso.
La primera categoría es el objeto de estudio de la etnología y la segunda de la historia. Pero la teoría evolucionista cometió una serie de errores cuando quiso dar cuenta de las diferencias entre ellas.
Respecto a las sociedades de la primera categoría (1) –“las que son contemporáneas pero residen en otro lugar del globo”–, los evolucionistas cayeron en el error de establecer entre ellas relaciones que equivalen a un orden de sucesión en el tiempo.
Lévi-Strauss encuentra dos errores en este razonamiento. El primero es haber tomado la parte por el todo: el hecho de que en algunos aspectos estas sociedades se parezcan no puede concluirse que sean análogas en todos los aspectos. El segundo error es que, de esta forma, se redujeron a las otras culturas a réplicas atrasadas de la civilización occidental. Para tratar a algunas sociedades (la no occidentales) como etapas de desenvolvimiento de otra (la occidental) habría que pensar que a aquellas no les ha pasado el tiempo, que no tenían historia, siendo esa la explicación de por qué no progresaron.
Respecto a las sociedades que se pueden clasificar en la segunda categoría (2) –“las que se han manifestado aproximadamente en el mismo espacio pero lo han precedido en el tiempo”–, el evolucionismo ha tomado a las sociedades que antecedieron en el tiempo a Occidente en un orden de evolución y progreso que llevó a considerar a algunas como superiores y otras inferiores. Esta noción de progreso ejemplificada en las etapas sucesivas de los evolucionistas (salvajismo, barbarie y civilización) no puede sostenerse. En primer lugar, hay pruebas empíricas que demuestran que lo que se consideraron etapas sucesivas han coexistido en un mismo tiempo. En segundo lugar, en suponer que porque una forma de hacha haya precedido a otra, la primera es su originaria es sólo una “forma metafórica” que no puede probarse ya que un “hacha no da nacimiento físicamente a otra hacha”.

De este análisis, Lévi-Strauss saca otras dos conclusiones sobre la diversidad. En primer lugar, que la “historicidad” no es función de las propiedades intrínsecas de una cultura o de un proceso cultural sino de la situación en la que nos encontramos con respecto a ella, “del número y de la diversidad de nuestros intereses comprometidos en ellos”. En segundo lugar, que el progreso de la humanidad no es necesario, ni continuo, ni consiste en llegar cada vez más lejos en la misma dirección: “no se parece en nada a un personaje subiendo una escalera, añadiendo con cada uno de sus movimientos un nuevo peldaño a todos los que ha conquistado”. El progreso, si se puede seguir llamándolo así, procede por saltos, por mutaciones, y va a acompañado por cambios de orientación; tiene siempre varias “progresiones” pero nunca en el mismo sentido.
¿La diversidad cultural constituye para la humanidad una ventaja o un inconveniente? Es una ventaja y afirma que la diversidad existe porque es una condición necesaria para el progreso humano (de la humanidad o de la civilización mundial): sin ella éste no existiría.
Las sociedades diferentes, lejos de estar en un grado distinto de progreso, como lo planteaban los evolucionistas, son parte de ese progreso.
Si la humanidad progresó se debió a:
-                         el aporte que realizó cada cultura, que no fue un aporte fragmentado (un elemento aislado) sino que aportó su particularismo. Ese particularismo consiste en el modo original en el que cada cultura agrupa, conserva, excluye, elementos que le permiten responder o resolver problemas que son “aproximadamente los mismos para todos los hombres pues todos los hombres, sin excepción, poseen lenguaje, técnicas, arte, conocimientos positivos, creencias religiosas, organización social, económica, y política”. La “dosis” (la medida) en que cada cultura utiliza estos elementos no es la misma para todas. Estas opciones pueden pasar desapercibidas para las otras culturas. Por lo tanto, el aporte de cada cultura al progreso de la humanidad (civilización) no “consiste en la lista de sus invenciones particulares sino en la separación diferencial que exhiben entre ellas”.
-                         al modo en que se relacionaron las culturas: “coalición”. Fue la “coalición” la que hizo posible el progreso y consiste en hacer comunes probabilidades que cada cultura encuentra en su desarrollo histórico y el aporte ha sido más fecundo cuanto más diversificación hubo entre culturas:
“La probabilidad que tiene una cultura de totalizar este conjunto complejo de invenciones de todo orden que llamamos una civilización es función del número y de la diversidad de las culturas con las cuales participa en la elaboración – las más veces involuntaria – de una estrategia común” (1979: 333).
Pero esto plantea una paradoja ya que al conformar coaliciones se produce, a la larga, una homogeneización de las culturas y, por lo tanto, se pierde la diversidad. La humanidad se ha visto constantemente frente a estos dos procesos contradictorios, uno que tiende a la unificación (homogeneización) y otro a la diversificación. Pero ha encontrado “remedios” a esta paradoja provocando procesos de diferenciación, sea estableciendo separaciones diferenciales dentro de cada sociedad (creando desigualdad como por ejemplo en el capitalismo), sea introduciendo nuevos participantes en la coalición (de modo compulsivo como en el imperialismo o el colonialismo), o introduciendo regímenes políticos y sociales antagónicos (su ejemplo: los
“bloques” socialistas/capitalistas).

Los mecanismos de construcción de la diversidad

“No existe principio general o proceso deductivo que permita anticipar los acontecimientos contingentes de que se compone la historia de cada sociedad, los caracteres particulares del medio que la rodea, los imprevisibles significados que escoge para dar a tal o cual acontecimiento de su historia, tal o cual aspecto de su hábitat, entre todos aquellos que ella hubiera podido retener para conferirles un sentido” (1984:126).
La cultura de una sociedad conforma un sistema, una totalidad organizada de conductas, motivaciones, juicios implícitos, etc. Pero este sentido no implica finalidad ni mucho menos identidad con las categorías de nuestra sociedad.
Cada cultura representa un caso único al que es preciso consagrar la más minuciosa de las atenciones para poder, en principio, describirla, y a continuación tratar de comprenderla.
La antropología es una ciencia empírica y el antropólogo un viajero que se desplaza en la contemporaneidad de su tiempo.
¿Por qué los criterios de selección y las cosas seleccionadas varían de una cultura a otra? Cada cultura se constituye en rasgos diferentes. Para Lévi-Strauss, el viaje del antropólogo continúa cuando aplica la comparación entre culturas. En segundo lugar, transforma la experiencia de la otredad en modelos, es decir, “en sistemas de símbolos que resguardan las propiedades características de la experiencia, pero que a diferencia de ésta tenemos el poder de manipular”.

En Malinowski, el Nosotros se relativiza porque pasa a ser un Orden posible entre otros, pero no desaparece sino que se torna como referente, como un punto donde se mira y se llena al Otro.
En Lévi-Strauss, el Nosotros es un orden posible entre otros, es decir, lo relativiza pero lo lleva más allá incluyendo la mirada desde donde se mira al otro. De este modo el referente se torna consciente y además crítico. La otredad aparece, tal vez por primera vez como “construida” por el Nosotros.

El segundo elemento es la reflexión sobre la relación entre las culturas y su aporte al progreso. Pero además, y de forma fundamental, se enuncia la existencia de un tipo de relación particular. Hay varias actitudes posibles en la relación entre culturas, pero hay un caso en el cual:
“La situación se hace completamente diferente cuando la noción de diversidad reconocida por ambas partes, es sustituida en una de ellas por el sentimiento de su propia superioridad, fundado sobre relaciones de fuerza, y cuando el reconocimiento positivo o negativo de la diversidad de las culturas da paso a la afirmación de su desigualdad” (1984:25).
Estas reflexiones en torno a las relaciones de desigualdad están presentes en los trabajos de Lévi-Strauss sobre la diversidad pero no fueron desarrolladas en un modelo teórico explicativo del por qué de esa desigualdad.

Resumen: Guber 2001

Resumen Guber 2001


Guber, Rosana. 2001. "Introducción" y "Capítulo 1". En La etnografía, método, campo y reflexividad. Grupo Editorial Norma, Bogotá. Pp.11-40

Introducción

La etnografía, en su triple acepción de enfoque, método y texto.
Como enfoque la etnografía es una concepción y práctica de conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros (entendidos como “actores”, “agentes” o “sujetos sociales”).
Las Ciencias Sociales observan tres niveles de comprensión: el nivel primario o “reporte” es lo que se informa que ha ocurrido (el "qué"); la "explicación" o comprensión secundaria alude a sus causas (el "por qué"); y la "descripción" o comprensión terciaria se ocupa de lo que ocurrió para sus agentes (el "cómo es" para ellos). Un investigador social difícilmente entienda una acción sin comprender los términos en que la caracterizan sus protagonistas.

Las etnografías no sólo reportan el objeto empírico de investigación -un pueblo, una cultura, una sociedad— sino que constituyen la interpretación/descripción sobre lo que el investigador vio y escuchó.

Son los actores y no el investigador, los privilegiados para expresar en palabras y en prácticas el sentido de su vida, su cotidianeidad, sus hechos extraordinarios y su devenir. El investigador es un sujeto cognoscente que deberá recorrer el arduo camino del des-conocimiento al re-conocimiento.
Este proceso tiene dos aspectos. En primer lugar, el investigador parte de una ignorancia metodológica y se aproxima a la realidad que estudia para conocerla. Cuanto más ponga en cuestión sus certezas, más dispuesto estará a aprender la realidad en términos que no sean los propios. En segundo lugar, el investigador se propone interpretar/describir una cultura para hacerla inteligible ante quienes no pertenecen a ella.

El investigador social sólo puede conocer otros mundos a través de su propia exposición a ellos.
Esta exposición tiene dos caras: los mecanismos o instrumentos que imagina, crea, ensaya y recrea para entrar en contacto con la población en cuestión y trabajar con ella, y los distintos sentidos socioculturales que exhibe en su persona. O sea, las "técnicas" y el "instrumento". Las técnicas más distintivas son la entrevista no dirigida y la observación participante; el instrumento es el mismo investigador con sus atributos socioculturalmente considerados -género, nacionalidad, raza, etc.- en una relación social de campo.
Es necesidad de los etnógrafos basar su discurso -oral, escrito, teórico y empírico- en una instancia empírica específica repleta de rupturas y tropiezos,  gaffes y contratiempos, lo que los antropólogos han bautizado "incidentes reveladores".

El producto de este recorrido, la tercera acepción del término etnografía, es la descripción textual del comportamiento en una cultura particular, resultante del trabajo de campo. En esta presentación generalmente monográfica y por escrito (más recientemente, también visual) el antropólogo  intenta representar, interpretar o traducir una cultura o determinados aspectos de una cultura para lectores que no están familiarizados con ella. Lo que se juega en el texto es la relación entre teoría y campo, mediada por los datos etnográficos.

¿Qué buscamos entonces en la etnografía? Una dimensión particular del recorrido disciplinario donde es posible sustituir progresivamente determinados conceptos por otros más adecuados, abarcativos y universales.


CAPÍTULO 1.

UNA BREVE HISTORIA DEL TRABAJO DE CAMPO ETNOGRÁFICO

Aquí nos ocuparemos de la tradición antropológica británica y norteamericana que, por su posición académica dominante, modelara la práctica etnográfica en las demás ciencias sociales durante el siglo XX.

I - Los prolegómenos

Inglaterra fue el hogar de los "padres de la antropología".
Establecían leyes de la evolución humana y de la difusión de bienes culturales según los dos paradigmas dominantes en los estudios del hombre y, también, en las ciencias naturales. El evolucionismo y el difusionismo diferían en si  las culturas humanas respondían a una distinta velocidad en la evolución (evolucionismo), o al contacto entre los pueblos (difusionismo), pero no cuestionaban el supuesto de que dichas culturas representaban el pasado de la humanidad.
Usaban material traído por los viajeros, y de los cuestionarios sobre modos de vida de los salvajes, que administraban mediante instituciones particulares y oficiales, imperiales o federales, los comerciantes, los misioneros y los funcionarios.

La que trascendió a la historia del trabajo de campo fue la segunda expedición que también dirigió Haddon, entre 1898 y 1899. En el equipo figuraba W H. R. Rivers, psicólogo, quien sentó las bases del "método genealógico" el cual permitía "estudiar problemas  abstractos por medio de hechos concretos". Este método consistía en pautar el relevamiento de sistemas de parentesco, muy distintos a los occidentales, a través de la alianza y la filiación (Rivers 1975).
Desde entonces, Haddon comenzó a bregar por que en futuras misiones participaran observadores entrenados y antropólogos experimentados.
Así, un período que comenzó con la clara división entre el experto y el recolector, culminaba con la reunión de ambos como base del conocimiento in situ y del prestigio disciplinar.

II. Los héroes culturales

El naturalista alemán Franz Boas y el polaco Bronislav Malinowski son considerados los fundadores del moderno trabajo de campo en Gran  Bretaña y los EE.UU. respectivamente.
Boas sostenía la necesidad de realizar un trabajo intensivo y en profundidad en unas pocas comunidades. Su objetivo era "producir material etnográfico que muestre cómo piensa, habla y actúa la gente, en sus propias palabras", recolectando artefactos y registrando los textos en lengua nativa. Con estos materiales los etnólogos podrían fundar un campo objetivo de estudio; primero el material en bruto; luego la teoría.

En la escuela inglesa instaurada en los 1910-20 por el antropólogo británico A. R. Radcliffe-Brown, hacer etnografía consistía en realizar "trabajos descriptivos sobre pueblos analfabetos", en contraposición a la vieja escuela especulativa de evolucionistas y difusionistas.
La teoría funcionalista sostenía que las sociedades están integradas en todas sus partes, y que las prácticas, creencias y nociones de sus miembros guardan alguna "función" para la totalidad. Esta postura hacía obsoletas la recolección de datos fuera del contexto de uso, y la descripción de los pueblos como ejemplares del pasado.
Los protagonistas de esta "misión civilizatoria" fueron A. R. Radcliffe-Brown, su héroe teórico, y Bronislav Malinowski, su héroe etnográfico.
En Australia y Melanesia comenzó sus estudios de campo sobre parentesco aborigen  cuando lo sorprendió la Primera Guerra Mundial.
Debido a su nacionalidad, Malinowski era técnicamente un enemigo del Reino Unido. Para su resguardo, se sugirió su permanencia en Oceanía. Este virtual confinamiento se convirtió en el modelo del trabajo de campo.
El resultado de este prolongado trabajo fue una serie de detalladas descripciones de la vida de los melanesios habitantes de los archipiélagos de Nueva Guinea Oriental.
Hizo evidente la diferencia entre "describir" y "explicar", y los pasos necesarios para que una descripción no fuera invadida por la teoría y el mundo cultural del investigador.
La introducción de este primer volumen se considera aún como la piedra fundacional del método etnográfico. Malinowski constataba allí que el etnógrafo debe tener propósitos científicos y conocer la etnografía moderna, vivir entre la gente que estudia, lejos de los funcionarios coloniales y los blancos, y aplicar una serie de métodos de recolección de datos, para manipular y fijar la evidencia.
Malinowski identificaba tres tipos de material, y que debían obtenerse mediante tres métodos:
  1. Para reconstruir el "esqueleto"  de la sociedad -su normativa y aspectos de su estructura formal- se recurría al método de documentación estadística por evidencia concreta.
  2. Para recoger los "imponderables de la vida cotidiana y el comportamiento típico", el investigador debía estar cerca de la gente, observar y registrar al detalle las rutinas.
  3. Para comprender el "punto de vista del nativo",  sus formas de pensar y de sentir, era necesario aprender la lengua y elaborar un corpus inscríptionum o documentos de la mentalidad nativa.

Así, la tarea del antropólogo, a quien se empezaba a denominar "etnógrafo", era una labor de composición que iba desde los "datos secos" a la recreación o evocación de la vida indígena.

Sólo el trabajo de campo sin mediaciones podía garantizar la distinción entre la cultura real y la cultura ideal, entre lo que la gente hace y lo que la gente dice que hace, y por consiguiente, entre el campo de las prácticas, y el de los valores y las normas.
El lugar de la vida diaria, al que daban entrada los imponderables, era un punto cardinal que lo diferenciaba de Boas y  de Radcliffe-Brown.
Malinowski fue el primero en bajar de la baranda del funcionario, y salir del gabinete académico o administrativo, para aprender la racionalidad indígena desde la vida diaria.

Otro gran aporte fue mostrar la integración de los datos en el trabajo final, la etnografía.

Malinowski proponía un conocimiento holístico (global, totalizador) de la cultura de un pueblo, pero desde un aspecto o conjunto de prácticas, normas y valores significativos para los aborígenes.
El principal aporte de Malinowski fue, entonces, no tanto la validez de su teoría funcional de la cultura (1944), sino la permanencia de la teoría de la reciprocidad que no perteneció íntegramente a Malinowski sino a su encuentro con los nativos.

La estadía prolongada y la interacción directa cara-a-cara con los miembros de  una "cultura", se transformó en la experiencia más totalizadora y distintiva de los antropólogos, el lugar de la producción de su saber, y el medio de legitimarlo. Su propósito era suministrar una visión contextualizada de los datos culturales en la vida social tal como era vivida por los nativos.

III. La etnografía antropológica y sociológica en los EE.UU.

Margaret Mead hizo su trabajo de campo fuera del territorio continental norteamericano, en Samoa, Polinesia. Criticaba a sus colegas norteamericanos por recolectar sólo textos de boca de algunos informantes individuales o "clave", en vez de registrar el flujo de la vida diaria (Wax 1971). En su obra más difundida, Comíng of Age in Samoa (1928), sobre la adolescencia, se basó efectivamente en el trabajo de campo intensivo y cara-a-cara al estilo malinowskiano.
Pero en los EE.UU. el trabajo de campo etnográfico se desarrolló fuertemente en el departamento de sociología de la Universidad de Chicago, en 1930. Park entendía que para estudiar una gran ciudad como Chicago se debía emplear la misma metodología de los antropólogos con los indios norteamericanos ya que, según él, las ciudades eran una suma de fronteras entre grupos humanos diversos.
Los estudios de las ciudades se centraron en grupos caracterizados por la marginalidad económica, política, cultural y jurídica: los "sin techo", las bandas callejeras, los delincuentes, las bailarinas y las prostitutas, los homosexuales, los delincuentes y los drogadictos, además de las minorías étnicas e inmigratorias (Whyte 1943/1993). A las habituales técnicas de campo etnográlicas, los sociólogos y antropólogos incorporaron técnicas de  otras disciplinas como los tests proyectivos, las encuestas, la evidencia etnohistórica y los cálculos demográficos.
La otra gran área fueron los estudios de comunidad y campesinado de las escuelas antropológicas de Chicago y Harvard. En Chiapas, México, Robert Redfield y Egon Vogt desplegaron su batería etnográfica en poblados de pequeña escala durante largos periodos (Foster 1979).
Los estudiosos de comunidad y de sociología  urbana debieron convertir métodos nacidos del estudio de poblaciones pequeñas para aplicarlos a  sociedades estratificadas de millones de habitantes.

IV. El exotismo de la natividad

Antes de 1960 el trabajo de campo estaba centrado en la tensión de proximidad-distancia entre el etnógrafo y los nativos.
El diario de Malinowski en 1967 relativizaba la posición ideal del etnógrafo, su respeto aséptico por otras culturas, el aislamiento efectivo con otros blancos y el espíritu puramente científico que guiaba los pensamientos del investigador. Movilizó la publicación de otras biografías que, incluyendo o no diarios y notas, se volcaron a desmitificar el trabajo de campo de investigadores asexuados, invisibles y omnipresentes. Se reconocía al etnógrafo como un ser sociocultural con un saber históricamente situado. El primer objetivo de esta desmitificación fue la "natividad" del etnógrafo.
Con la encrucijada histórica de las revoluciones nacionales "hacer antropología" en la propia sociedad se volvió una posibilidad.
Quienes auspiciaban la investigación en la propia sociedad afirmaban que una cosa es conocer una cultura, y otra haberla vivido (Uchendu en Aguilar 1981:20); que el shock cultural es un obstáculo innecesario, y además una metáfora inadecuada que reemplaza con una desorientación artificial y pasajera lo que debiera ser un estado de desorientación crónica y metódica (D. Nash en Aguilar
1981:17).

Como principal instrumento de investigación y término implícito de comparación intercultural, el etnógrafo es, además de un ente académico, miembro de una sociedad y portador de cierto sentido común.

En suma, esta historia muestra que si bien el trabajo de campo se mantuvo fiel a sus premisas iniciales, los etnógrafos fueron reconceptualizando su  práctica, dándole nuevos valores a la relación de campo. En términos del antropólogo brasileño Roberto da Matta, la tarea de familiarizarse con lo exótico se revirtió en exotizar lo familiar. En este proceso el principal beneficiario fue el mismo investigador.