Tzvetan Tódorov (búlgaro: Цветан Тодоров) (Sofía, Bulgaria, 1 de marzo de 1939) es un lingüista, filósofo, historiador, crítico y teórico literario de expresión y nacionalidad francesa, nacido en Bulgaria en 1939.
Hijo de bibliotecarios de Sofía, se educó en la Bulgaria comunista. Reside en Francia desde 1963, a donde fue a estudiar con Roland Barthes, y se quedó en ese país definitivamente. Es profesor y director del Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje, en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), en París. Ha dado también clases en Yale, Harvard y Berkeley.
Tras un primer trabajo de crítica literaria dedicado a la poética de los formalistas rusos, su interés se extendió a la filosofía del lenguaje, disciplina que concibió como parte de la semiótica o ciencia del signo en general. De su obra teórica destaca la difusión del pensamiento de los formalistas rusos. Más tarde dio un giro radical en su investigación, y en sus nuevos textos historiográficos predomina el estudio de la conquista de América y de los campos de concentración en general, pero también el estudio de ciertas formas de la pintura. Sin embargo, lo que sobresale una y otra vez son sus recorridos por el pensamiento ilustrado, por sus orígenes y sus ecos de todo tipo: Frágil felicidad, Nosotros y los otros, Benjamin Constant, El jardín imperfecto o El espíritu de la Ilustración.
Tódorov es un hombre de las dos Europas, Este y Oeste, que ha enseñado también en Estados Unidos. Se define a sí mismo como un "hombre desplazado": ha partido de su país de origen y tiene una mirada nueva y sorprendida respecto del país de llegada. Desde esa perspectiva enriquecida habla en sus libros de la verdad, el mal, la justicia y la memoria; del desarraigo, del encuentro de culturas y de las derivas de las democracias modernas. Repasa su vida en Bulgaria y Francia, su amor por la literatura, su alejamiento del estructuralismo y del apoliticismo. Explica su humanismo crítico, su extrema moderación, su disgusto por los maniqueísmos y las cortinas de hierro. Su obsesión —quizá debida al pasaje de una nación a otra— es atravesar fronteras, saltar barreras, unir ámbitos en apariencia inconciliables, ya se trate de lenguas, culturas o disciplinas. Le interesan los puntos de encuentro, los matices, las "zonas grises". Es allí donde busca la respuesta a una única pregunta: ¿Cómo vivir?
Tódorov critica con dureza el pensamiento neoconservador y ultraliberalismo de los actuales estados democráticos que, según él, tienen los mismos rasgos que edificaron el estalinismo y el fascismo. En La experiencia totalitaria, como señaló en El País (10-10-10), tras repasar la situación antigua de Bulgaria, muestra cómo abrazan en los países del Este la doctrina ultraliberal, que es una cruzada en la que se afirma que la historia no existe.
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